GUSTAVO POLOSECKI









Gustavo Fabián Polo Polosecki (Buenos Aires, 31 de julio de 1964 - Santos Lugares, 3 de diciembre de 1996) fue un periodista argentino que se destacó, entre otras cosas, por su estilo particular de narrar las historias que presentaba en sus programas de televisión.En 1996, Fabián Polosecki se alejó de la producción televisiva y se mudó a una isla del Delta del río Paraná. Según distintos testimonios recogidos para el documental La vereda de la sombra y el libro Polo, el buscador, durante ese período, separado de su familia por decisión propia, manifestó un notable cambio en su personalidad. El 3 de diciembre de 1996, sin causa conocida y sin que se conociera ningún trabajo periodístico que estuviera realizando, Fabián Polosecki se dirigió hasta la localidad de Santos Lugares, cercana a la Capital Federal, y se arrojó bajo una formación ferroviaria en marcha. Luego de su muerte, su trabajo periodístico y creativo en televisión fue empezado a ser rescatado como una de las producciones de TV «de autor» más importantes de las últimas décadas del siglo XX, valorado tanto desde los aspectos estéticos como desde sus aportes y hallazgos socioculturales. Polo sirvió de inspiración a cientos de estudiantes de cine y tv, periodismo y comunicación. Su trabajo en TV, si bien breve en el tiempo abundante en contenido, también inspiró otros ciclos entre los cuales se destacó Ser urbano (conducido por el actor Gastón Pauls). Juan Castro, Tomás Abraham, Soledad Silveyra, Horacio Ríos, Miguel Rodríguez Arias, Sandro y el mismo Pauls ―entre muchas otras personalidades de la cultura y los medios― fueron admiradores explícitos de Fabián Polosecki. En una nota en el suplemento Radar del diario Página/12, Horacio Ramos ―exmiembro del personal del Canal 4 Utopía―, sostiene que El otro lado y El visitante fueron los programas de televisión más influyentes de la televisión de la democracia. Polo cambió la historia de la televisión como una especie de prolongación de su militancia política, aunque jamás bajaba línea. Su compromiso se ve claramente en los temas que elegía tratar, en el punto de vista desde el cual los abordaba y en su absoluta distancia del poder, de las figuras del poder y de los discursos del poder. Para Ramos, hay una continuidad lógica entre las notas que Polo escribió en Sur y en Página/12 (los diarios en los que trabajó entre 1989 y 1992) y el enfoque ideológico de sus programas televisivos. «Toda la gente que hace televisión alternativa o independiente, incluso la de las radios comunitarias, está actualmente cruzada, de una u otra manera, por la influencia de Polo. En Utopía todos hablaban de Polo o querían ser como él». Pero hay algo mucho más llamativo, sostiene Ramos: el modo en que su forma de hacer televisión impacta en los actuales estudiantes de comunicación, bellas artes, artes visuales, televisión y periodismo. «Hay un circuito de chicos de dieciocho a veintidós años, que no vieron los programas en su momento, que se pasan de mano en mano los videos caseros de esos programas, como objetos de culto, pero también de aprendizaje. Polo enseñando a hacer televisión desde la tumba

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