Josué murió horas después de haber sido herido en una guardería de Tulsa. El propietario de atención diurna, Vicki Chiles, de 44 años, admitió el uso de cinta adhesiva para sellar las manos y la boca, porque él no paraba de quejarse durante la siesta. Ella está cumpliendo una sentencia de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional por homicidio en primer grado. En su sentencia formal, dijo, "Por favor, perdóname, no hoy, pero en el futuro.
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