TRIBUTO AL GRAN TENOR JULIAN GAYARRE

Sebastián Julián Gayarre Roncal, (Navarra), 9 de enero de 1844 †Madrid, 2 de enero de 1890) fue un tenor español de origen navarro.
Nació el 9 de enero de 1844 en Roncal (Navarra), en el seno de una familia humilde. Después de abandonar la escuela, una vez terminados los estudios elementales, con tan solo trece años, comenzó a ganarse la vida como pastor.
Dos años después su padre decide enviarlo a Pamplona, para trabajar como dependiente de un pequeño establecimiento. Aquí es donde se produce su primer contacto con la música, dejando el negocio abandonado para seguir a una banda de música que pasó desfilando por delante de la tienda. Esto le supuso el despido y la vuelta a Roncal.
Posteriormente, trabajó en una forja en Lumbier, que dejó a los 18 años, cuando decidió regresar a Pamplona para instalarse como herrero.

Se cuenta que Gayarre tenía por costumbre cantar mientras trabajaba, por lo que un compañero le ofreció apuntarse al recién creado Orfeón Pamplonés que dirigía Joaquín Maya, quien lo admitió como primer tenor, al escuchar la voz del joven Gayarre.
Así entró en contacto con el mundo del solfeo de la mano del método de Hilarión Eslava, maestro navarro de Burlada, quien le ayudó a marchar al Conservatorio de Madrid como becario, donde ganó el segundo premio de canto en 1868.

Con 25 años y tras ser rechazado por el maestro Gaztambide, regresó fracasado a Pamplona.

Sus protectores y amigos de Pamplona le consiguieron una beca de la Diputación Foral de Navarra que le llevó a estudiar a Milán (Italia), donde alcanzó un éxito clamoroso en apenas tres meses. A partir de ese momento su carrera fue imparable.

Triunfó en Bolonia, Roma, en la Ópera de San Petersburgo (donde cantó por primera vez su ópera predilecta, La favorita), Moscú, Viena... Su consagración definitiva llegó el 2 de enero de 1876, en La Scala de Milán con La favorita, obra que le colocó como primer tenor del mundo.

Sus actuaciones en Londres, Buenos Aires, Austria, Alemania, el Teatro Real de Madrid, Sevilla, Liceo de Barcelona, Nápoles, la Ópera de París... le valieron el sobrenombre de «senza rivali, le Roi du chant».

En diciembre de 1889, en Madrid, accedió a cantar Los pescadores de perlas, a pesar de encontrarse enfermo, probablemente de un cáncer de laringe. Salió a escena y al atacar una nota aguda se le quebró la voz y sufrió un desvanecimiento. Gayarre cae en una profunda depresión que, unida al cáncer, le lleva a la muerte a las 4 y 25 de la madrugada del 2 de enero de 1890 a los 46 años de edad, en Madrid.

Julián Gayarre murió soltero, pero se sabe que tuvo una hija con la tiple María Mantilla que se llamó como su madre y a la que Gayarre no olvidó en su testamento.
En Roncal, su pueblo natal, se encuentra el panteón-mausoleo erigido en su honor, obra de Mariano Benlliure, allí es donde descansa su cuerpo embalsamado. Antes de su embalsamiento, los doctores que le siguieron durante su enfermedad, le extrajeron la laringe (acualmente, se puede ver en el Museo de Navarra). La casa en Roncal que regaló a sus padres ha sido convertida en Casa-Museo. El amor que sintió por su pueblo natal le llevó a financiar la construcción de las escuelas, así como del frontón.

En 1902 se inaugura en Pamplona el Teatro Gayarre en memoria del tenor

EL PERSONAJE
GAYARRE GARJÓN, Sebastián Julián.
(Roncal, 1844 – Madrid, 1890). Tenor.
Estamos ante la figura del roncalés que mayor fama ha alcanzado internacionalmente. Julián Gayarre ha pasado a la historia como uno de los mejores tenores que ha habido en el mundo de la ópera.
Se acercó al mundo de la música de la mano de don Conrado García, quien lo introdujo en el Orfeón Pamplonés después de observar sus grandes cualidades. A partir de ese momento el joven tenor roncalés inicia una brillante carrera que alcanzará su momento más estelar el 2 de enero de 1876; ese día Gayarre interpretaba su ópera predilecta, La Favorita, sobre el más prestigioso escenario del canto, el Teatro de la Scala, en Milán; seguro de sí mismo, el divo roncalés salió al escenario y se dejó oír ante el público más exigente que jamás le había escuchado. Aquella noche Julián Gayarre , el que unas décadas antes fuera un modesto pastor, se consagraba para siempre como el mejor tenor del mundo.
Moscú, Viena, Milán, Buenos Aires, Londres, Madrid, Roma, Montecarlo, Lisboa..., uno a uno, triunfando siempre, recorre los más selectos auditorios. La realeza europea se doblega ante su voz, haciéndose merecedor de las más prestigiosas condecoraciones y de variados galardones.
Para quienes le rodeaban lo que más les llamaba la atención del tenor era su profundo amor hacia su villa natal. Gayarre entendía que ser roncalés era el título más prestigioso que tenía.
Falleció en Madrid el 2 de enero de 1890, siendo su cuerpo trasladado, en medio del fervor popular, a la villa de Roncal en donde descansa bajo un artístico mausoleo, obra del escultor Benlliure.
EL REPERTORIO
Generalmente los tenores tienen en su repertorio un grupo de óperas y de arias en las que se han especializado; han educado su garganta para poder triunfar con esas piezas musicales.
En el caso de Julián Gayarre, y esto es lo sorprendente, observamos a través de las crónicas periodísticas que el repertorio con el que él triunfaba no sólo era atípicamente muy amplio, sino que además era capaz de obtener grandes éxitos con óperas que exigían unos registros de voz totalmente diferentes.
Así pues, no se conoce ninguna grabación de su voz, pero un análisis de las críticas musicales que recogía la prensa de su época, unido a la variedad de su repertorio, nos lleva a la misma conclusión a la que han llegado algunos de los grandes tenores contemporáneos, que… como la voz de Gayarre no ha habido ninguna.

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