El lucense que confesó el crimen de Huesca torturó a la niña antes de matarla

El asesinato en Sabiñánigo (Huesca) de la niña Naiara Abigail Brione, de 8 años, que era hijastra de un hombre nacido en Lugo y fue asesinada por un hermano del padre, Iván P. P., parece un caso grave de torturas continuadas con resultado de muerte.El asesino, de origen lucense, entró en prisión sin fianza en la madrugada de ayer domingo tras declarar en el juzgado de Jaca. Aunque se mantiene el secreto de sumario, todo apunta a que el agresor confesó la muerte de su sobrina. Pero lo más grave es lo que se va conociendo a partir de los datos de la autopsia, que ha publicado el periódico El Heraldo de Aragón. Según estas informaciones, la niña no solo tenía una herida muy grave en la cabeza y un brazo roto que no parecían haberse producido por una caída por las escaleras, como dijo su tío, sino que respondían a lesiones provocadas. Pero aún es más grave que el cuerpo de la menor presentara erosiones anteriores en varias partes del cuerpo, como las rodillas, que indican que pudo pasar largas horas arrodillada o tirada en el suelo. Además, tenía marcas de ataduras en tobillos y muñecas que sugieren que había permanecido atada largo tiempo, y quizá no solo antes de su fallecimiento, sino también tiempo atrás. Dos primas que estaban en la casa de los hechos ese día, porque vivían con la abuela, declararon ante la Guardia Civil que Iván P. P. había tenido encerrada en la mañana del jueves a su sobrina en una habitación durante tres horas, desde las ocho hasta las once.




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