Sacerdote Mantero "Doy gracias a Dios por ser gay"






Pregunta. ¿A qué años es consciente de su sexualidad y de su vocación?
Respuesta. De mi sexualidad, desde los 12. Estaba viendo la serie Los camioneros con mis amigos y ellos se pusieron a hacer
comentarios sobre una rubia que estaba muy buena. Yo me callé, porque a mí no me gustaba esa rubia. Quien me gustaba era el
camionero. Me senté en el umbral de casa dos minutos, no más, lo pensé y me dije: ya esta, mes maricón.

P. ¿Y la vocación?
R. A los16 o algo así. Un año más tarde hablé con mi familia para ser salesiano. Estuve en Cádiz haciendo el postulando, pero
me salí para ingresar en el seminario de Sevilla con 18.

P. Supongo que las dos vocaciones entrarían en conflicto.
R. Eso no lo viví de forma traumática. Asumía que una cosa excluía la otra. Como se excluyen si eres heterosexual. Me hice
sacerdote sin vivir ningún tipo de deslices o escarceos. Era más virgen que López Rodó. Por eso, pude pedir la ordenación
con 24 años de forma lúcida, razonable y de corazón.

P. Hasta que...
R. Hasta que, en el 93... Llega una persona, la conoces, te enamoras. Fue algo no buscado, pero pasó.

P. ¿Y el remordimiento y esas cosas?
R. En ningún momento lo percibí como algo sucio, indigno o barriobajero. Pero, la segunda o la tercera vez que nos vimos, le planteé que iba a dejar la Iglesia. Él fue quien me convenció de que no lo hiciera.
"Te quiero y te admiro por ti y por tu trabajo", me dijo.

P. ¿Y el detalle del voto de castidad?
R. Los curas diocesanos no hacemos voto de castidad, sino de celibato. Tiene un matiz.

P. La leyenda popular siempre habla de que entre los curas hay muchos homosexuales. ¿Es un mito?
R. Es un mito y también es verdad. En la Iglesia hay mucha homosexualidad. Hay gente que lo lleva bien y otra que mal. Una vez una monja, en confesión, me habló de que sentía deseo por otra compañera. Yo, claro, le respondí con palabras amables, sin censurarla. Como yo no se lo reproché, ella se enfadó tanto conmigo que se fue sin escuchar el castigo que le imponía.
¡Ójala se hubiera quedado! ¡Entonces sí gue le habría metido un castigo serio! (se ríe).

P. Esta Iglesia que hace las cruzadas contra el condón, contratas sacerdotisas, a favor de que los jueces entorpezcan los
divorcios..., le van a crucificar.
R. Nos enseñan que la verdad nos hará libres, ¿no? Pues ésta es mi verdad. La Iglesia nos inculca el complejo de culpa por todo lo que nos proporcione placer. Quiero luchar contra eso.

P. Si considera a la Iglesia reaccionaria, ¿cómo sigue dentro con esas ideas?
R. Yo planteo mi lucha desde dentro. No quiero dejar de ser cura. Me gusta lo que hago. Aunque a veces, escuchando lo que algunos pontifican, he sentido la tentación de tirarla toalla.

P. Conoce muchos casos como el suyo?
R. Mantengo correspondencia con otros curas gay.

P. ¿Sabe de alguno que pueda seguir tu ejemplo?
R. No sé. Hay mucho miedo, miedo pánico.

P. Una marujada. ¿Ahora tiene pareja?
R. No, ahora no tengo.
El sacerdote es Miguel Mantero, y hace algunos años ya se había encontrado con Manrique, quien en el mismo momento de conocerlo quedó fascinado con la historia de vida del sacerdote y no dudó en comenzar a escribir un libro con su experiencia. Mantero había declarado su homosexualidad en la localidad andaluza Valverde del Camino, donde ejerce su profesión. La polémica obra también habla acerca del papa Benedicto XVI, donde indica que si el Papa “fuese heterosexual, probablemente estaría en condiciones de entender las aventuras y desventuras, afanes, azcaneos y logros del Padre Carlos, protagonista de la presente obra”. Aún no se conoce la opinión de la Iglesia Católica acerca del controversial libro. La Iglesia Católica siempre se ha visto envuelta en algún tema homosexual, pero siempre hacia adentro, cuando la imagen que pretende proyectar hacia el afuera, es totalmente la contraria. El Ex cura ha indicado acerca de la obra de Manrique que “ha de llamar la atención de las personas gays creyentes. Conocerse y frecoocerse gay y católico no constituye dos realidades antagónicas, sino complementarias y recíprocamente integradoras”. Un ejemplo de vida y de integración, y sobretodo de no discriminación, en una novela para no perderse.


"Amor inconfesable" fue, quizás, el primer grito de rebeldía del entonces sacerdote José Mantero. Extremadamente sincera y romántica, la primera novela de Mantero nos demuestra como dos seres se descubren y furtivamente se enamoran. El amor verdadero surge entre ellos, pero algo se interpone en su camino: la Santa Madre Iglesia. Miguel Bueno es el atractivo secretario-canciller del Arzobispo de Madrid. Fumador empedernido es el perfecto sacerdote hasta que se cruza en su camino David Alvás, hermano mayor de una congregación religiosa. La pasión se desborda en cada uno de sus encuentros pero ambosdeberán elegir entre el amor terrenal o el celestial. ¿Existe el amor eterno? Pocos son los afortunados que han vivido ese sentimiento, pero ¿el amor eterno es humano o divino? Con esta novela José Mantero nos muestra su punto de vista a la pregunta que todos nos hemos formulado alguna vez.

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