EL SANTO GRIAL UNA HISTORIA AL DESCUBIERTO, LA VERDAD SOBRE JESUCRISTO Y LA BIBLIA

La palabra “grial” etimológicamente viene del latín tardío “gradalis” o “gratalis”, que deriva del latín clásico “crater”, vaso. En los libros de caballería de la Edad Media se entiende que es el recipiente o copa en que Jesús consagró su sangre en la última cena y que después utilizó José de Arimatea para recoger la sangre y el agua que se derramó al lavar el cuerpo de Jesús. Años después, según esos libros, José se lo llevó consigo a las islas británicas (ver la pregunta ¿Quién fue José de Arimatea?) y fundó una comunidad de custodios de la reliquia, que más tarde quedaría vinculada a los Templarios.
Esta leyenda es probable que naciera en el País de Gales, inspirándose en fuentes antiguas latinizadas, como podrían ser las Actas de Pilato, una obra apócrifa del siglo V. Con la saga céltica de Perceval o Parsifal, vinculada al ciclo del rey Arturo y desarrollada en obras como Le Conte du Graal, de Chrétien de Troyes, Percival, de Wolfram von Eschenbach, o Le Morte Darthur, de Thomas Malory, la leyenda se enriquece y difunde.
El Grial se convierte en una piedra preciosa, que, guardada durante un tiempo por ángeles, fue confiada a la custodia de los caballeros de la orden del Santo Grial y de su jefe, el rey del Grial. Todos los años, el Viernes Santo, baja una paloma del cielo y, después de depositar una oblea sobre la piedra, renueva su virtud y fuerza misteriosa, que comunica una perpetua juventud y puede saciar cualquier deseo de comer y beber. De vez en cuando, unas inscripciones en la piedra revelan quiénes están llamados a la bienaventuranza eterna en la ciudad del Grial, en Montsalvage.
Esta leyenda, por su temática, está vinculada al cáliz que utilizó Jesús en la última cena y sobre el que existen varias tradiciones antiguas. Fundamentalmente son tres. La más antigua es del siglo VII, según la cual un peregrino anglosajón afirma haber visto y tocado en la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén el cáliz que empleó Jesús.
 
 Era de plata y tenía a la vista dos asas. Una segunda tradición dice que ese cáliz es el que se conserva en la catedral de San Lorenzo de Génova. Se le llama el Sacro catino. Es un cristal verde parecido a un plato, que habría sido llevado a Génova por los cruzados en el siglo XII. Según una tercera tradición, el cáliz de la última cena es el que se conserva en la catedral de Valencia (España) y se venera como el Santo Cáliz. Se trata de una copa de calcedonia de color muy oscuro, que habría sido llevada por San Pedro a Roma y utilizada allí por sus sucesores, hasta que en el siglo III, debido a las persecuciones, es entregada a la custodia de San Lorenzo, quien la lleva a Huesca. Después de haber estado en diversos lugares de Aragón habría sido trasladada a Valencia en el siglo XV.
 
Benedicto XVI vio ayer, en la catedral de Valencia, la copa que, según la tradición local, utilizó Jesús en la Última Cena. El Santo Cáliz valenciano, que está en la capital del Turia desde 1414, fue examinado en 1960 por el arqueólogo Antonio Beltrán (1916-2006). El experto concluyó que está formado por tres piezas diferentes: la copa superior, de piedra ágata cornalina, está datada entre el siglo II antes de Cristo (aC) y el I de nuestra era, y fue labrada en Egipto, Siria o Palestina; el pie es un vaso egipcio o califal del siglo X u XI, que tiene con una inscripción en árabe; y las asas, la unión, las piedras preciosas y las perlas se habrían añadido en el monasterio de San Juan de la Peña (Huesca), de donde salió la pieza en 1399 hacia Zaragoza.


Beltrán aseguró hace 46 años que la ciencia no podía pronunciarse en contra de la autenticidad de la reliquia; no dijo que tampoco podría hacerlo a favor. Que la copa superior se hiciera entre el siglo II aC y el I de nuestra era no prueba que esa pieza del Santo Cáliz sea el Santo Grial, al igual que el hallazgo de una barca de hace dos milenios en el mar de Galilea no demuestra que Jesús navegara en ella. La mayoría de los historiadores considera en la actualidad el Santo Grial una leyenda de origen celta, vinculada a los míticos recipientes que proporcionaban alimentos en abundancia y asimilada por el cristianismo en la Edad Media.
El recipiente sagrado apareció por primera vez en el siglo XII en el poema de Perceval, de Chretién de Troyes, donde no queda claro qué es el Grial. Posiblemente poco después, el cuerno de la abundancia se transmutó en el cáliz de la Última Cena y el recipiente en el que José de Arimatea habría recogido la sangre de Jesús de la herida abierta por el lanzazo del soldado romano. Así habría empezado la actual leyenda, la que vincula la copa a Jesús de Nazaret y dio lugar a la multiplicación de griales en una Edad Media en la que la fabricación de reliquias fue una muy rentable industria.

Más allá de la cortesía, Ratzinger no prestó ayer especial atención a la falsa reliquia, que le fue presentada con todo el boato posible en la catedral de Valencia, delante de la Conferencia Episcopal en pleno. Quienes sí se entusiasmaron con el Santo Cáliz fueron los comentaristas y periodistas televisivos -tanto durante la retransmisión en directo como en los informativos-, dejando claro una vez más que el espíritu crítico permanece enjaulado cuando anda de por medio el Espíritu Santo. Hay, ciertamente, una historia de la copa desde la muerte de Jesús hasta su llegada a Valencia; pero, al igual que en el caso de otras reliquias famosas -como la sábana santa-, estamos ante un relato de ficción creado con el fin de proporcionar un pedigrí a la pieza.   Está por ver si el Papa usa hoy el Santo Cáliz en la eucaristía que cierra el V Encuentro Mundial de las Familias. "Benedicto XVI podría utilizar el Santo Grial en la misa del domingo", anunciaba ayer El Mundo, diario para el que tampoco parece haber dudas sobre la autenticidad de la pieza. Juan Pablo II.
Libro interesante, y recomendable para ahondar en una importante reliquia que tenemos en nuestro país y que no es justamente apreciada. El libro puede adquirirse en http://www.ciudadela.es/
El Código Da Vinci es una novela de ficción anti-católica que está resultando ser un éxito de ventas en todo el mundo. Con más de 30 millones de ejemplares vendidos, traducida a 30 idiomas y con los derechos para la película en manos de Columbia Pictures y el director Ron Howard (con Russell Crowe de protagonista) se trata ya de un acontecimiento propio de la cultura de masas. Los protagonistas se ven envueltos en un thriller de aventura, descifrando la simbología secreta en la pintura de Leonardo Da Vinci. Y el mensaje que transmite la novela es básicamente el siguiente:


Jesús no es Dios: ningún cristiano pensaba que Jesús es Dios hasta que el emperador Constantino lo deificó en el concilio de Nicea del 325.


Jesús tuvo como compañera sexual a María Magdalena; sus hijos, portadores de su sangre, son el Santo Grial (sangre de rey = sang real = Santo Grial), fundadores de la dinastía Merovingia en Francia (y antepasados de la protagonista de la novela).

Jesús y María Magdalena representaban la dualidad masculina-femenina (como Marte y Atenea, Isis y Osiris); los primeros seguidores de Jesús adoraban "el sagrado femenino"; esta adoración a lo femenino está oculta en las catedrales construidas por los Templarios, en la secreta Orden del Priorato de Sión -a la que pertenecía Leonardo Da Vinci- y en mil códigos culturales secretos más.

La malvada Iglesia Católica inventada por Constantino en el 325 persiguió a los tolerantes y pacíficos adoradores de lo femenino, matando millones de brujas en la Edad Media y el Renacimiento, destruyendo todos los evangelios gnósticos que no les gustaban y dejando sólo los cuatro evangelios que les convenían bien retocados. En la novela el maquiavélico Opus Dei trata de impedir que los héroes saquen a la luz el secreto: que el Grial son los hijos de Jesús y la Magdalena y que el primer dios de los "cristianos" gnósticos era femenino.

El tema central y la verdadera cuestión de la novela de Dan Brown es la comprensión de lo que representa el Santo Grial. En las distintas versiones de la leyenda, el Santo Grial ha sido representado como una copa o un cáliz, una reliquia que contiene la sangre de Cristo. una bandeja de plata, un caldero de la abundancia, una piedra del cielo, un plato, un pez, una paloma, una espada, una lanza, un libro secreto, maná caído del cielo, una cabeza cortada, una luz blanca cegadora, una mesa y muchas cosas más.

La búsqueda no solo para comprender el Grial, sino también para encontrarlo nos ha acompañado durante más de mil años y está profundamente arraigada en la psique del hombre moderno. El Grial ha sido presentado de muchas for mas posibles desde los tiempos medievales en adelante, y su búsqueda ha ocupado la mente de muchos. Pero ¿qué sabe mos de sus orígenes? La visión con vencional del Grial es que es el cáliz que una vez contuvo la sangre de Cristo y que José de Arimatea se llevó a Gran Breta ña. Se cree que José lo llevó a Glaston hury, en el sur de Inglaterra, y desde entonces su paradero ha estado envuelto en misterio. La leyenda cuenta que esta copa o Grial fue utilizada en la Última Cena y que se usó para recoger la sangre de Cristo en la Crucifixión, aunque las distintas historias mencionan a diferentes perso najes que recogieron la sangre: unas dicen que fue José de Arimatea, otras que Nicodemo y algunas que fue María Magdalena. Las leyendas se sucedieron a lo largo de los siglos hasta alcanzar el culmen en la Edad Media.
Los primeros romances sobre el Grial se escribieron en los siglos XII y XIII, muchos de ellos entre 1190 y 1240, aun que la historia parece haber sido una tradición oral anterior. Estas fechas coinciden con el auge de los Caballeros Tem plarios en la Europa medieval. Los romances mismos esta ban escritos fundamentalmente por monjes de las Ordenes cistercienses y benedictinas, y repasando muchas de las his torias y romances se aprecia que tenían un tema basado cla ramente en los Templarios.

Desde el principio, resulta evidente que no hay una única historia del Grial, o una típica. La mayoría de los romances sobre el Grial ni siquiera concuerdan. Una de las primeras historias conocidas sobre él es la que escribió Chré tien de Troyes, en su El cuento del Grial, escrito alrededor de 1190. Es en este relato en el que se nos presenta por primera vez el personaje de. Percival, el caballero cándido y el bufón arquetípico de las historias del Grial. Al principio, durante una gran fiesta en el castillo del Rey Pescador, Percival ve lo que cree que es el Grial, junto con una espada partida y muchas otras visiones y acontecimientos raros. El Rey Pes cador es un extraño personaje que aparece en las leyendas artúricas y del Grial, pero cuya misteriosa figura no se com prende del todo. Parece ser que Chrétien murió antes de ter minar su intrigante historia, y fue parcialmente completada posteriormente por otras manos en versiones llamadas Las continuaciones. Estas versiones añaden florituras y color a la historia original, e incorporan elementos que se convertirían en clásicos en los relatos posteriores.
Las otras dos historias del Grial, escritas en torno a 1200, son las obras de Robert de Boron Joseph d’Arimathie y El mago Merlín. Estas historias reciben un nuevo enfoque cristiano y, cuando forman parte de ellas los caballeros, se muestra la búsqueda como algo espiritual en lugar de como una historia de honor o en pos de la mano de la hermosa dama. Es aquí, en los primeros años del siglo XIII, cuando se establece una estrecha relación entre las historias de Robert de Boron y las leyendas artúricas que tenían éxito en aquel momento, con sir Gawain y sir Galahad como protagonistas de los relatos de la época. También fue en este momento cuando se escribió la historia más conocida del mundo de habla inglesa: The Queste, protagonizada por sir Galahad, hijo del caballero Lanzarote, que es la base del brillante rela to épico del siglo XV de sir Thomas Mallory La muerte de Arturo. Esta obra, más que ninguna otra, es la responsable de la percepción que tenemos hoy en día no solo de las leyendas artúricas, sino también de los romances sobre el Grial. El libro de Mallory ha tenido un impacto tan grande sobre la mente del hombre durante los últimos quinientos años como cualquier otro que se quiera mencionar.
Alrededor de 1205, un poeta bávaro llamado Wolfram von Eschenbach compuso el poema Parzival. En él cuenta la búsqueda del héroe ya relatada por Chrétien de Troyes, con la diferencia de que en la obra de Wolfram, el Grial es una piedra. Sin embargo, no una piedra antigua cualquiera, sino una piedra luminosa caída del cielo. Es la primera vez que no se describe el Grial como una copa, como en otros romances. La piedra de Wolfram está custodiada por caballeros llama dos «Templeisen», vocablo obviamente referido a los Caba lleros Templarios. En la historia de Wolfram, el joven Parzi val se dirige en el curso de su búsqueda hacia el castillo del Grial, aquí llamado el Monte de la Salvación, cuando se encuentra por el camino con un sabio anciano llamado Tre vrizent, con quien se queda durante quince días. Resulta que el anciano es el tío de Parzival, que le cuenta que la historia del Grial provino de un sabio llamado Kyot de Provenza. Según varios estudiosos, Kyot era una personaje real, disfra zado de un tal Guiot de Provins, lo que le da a la historia cier ta base de autenticidad. Trevrizent afirma que Kyot se topó con la historia del Grial en un libro escrito en un extraño len guaje pagano en Toledo, España. Este «lenguaje pagano» probablemente sería el árabe, utilizado en Toledo por los moros del norte de África. Trevrizent continúa y le cuenta a Parzival que este libro lo escribió un hombre llamado Flegetanis, cuya madre era una judía del linaje de Salomón y cuyo padre era, al parecer, un astrólogo.
La historia de Parzival que cuenta Wolfram gira sobre la pureza y el buen juicio. Solo la pureza de corazón y mente puede conseguir el Grial, y solo Dios puede juzgar quién debería conseguirlo. En el relato, Parzival va finalmente al castillo del Grial, le hace al Rey Pescador la pregunta ade cuada y. con ello, sana al rey moribundo. Parzival se con vierte entonces en el rey del Grial y el ciclo continúa.
La idea de que el Grial es una metáfora de la línea de sangre de Cristo y de los orígenes de su linaje familiar es relativamente moderna, aunque muchos de los autores actua les que tratan este tema nos asegurarían que esta verdad la conocían a lo largo de la historia unos pocos selectos artesa nos y hombres sabios que la codificaron en obras de arte y arquitectura a lo largo de los años. El concepto del Priorato de Sión y de sus Grandes Maestres es un ejemplo clásico de ello.
Las historias del uso original del Santo Grial —que sirve para recoger la sangre de Cristo en la Crucifixión— relacionan indudablemente la preciada sangre de Cristo con el Grial, y bien podría tratarse de una metáfora de la actual línea de sangre del Mesías cristiano. Entrelazada con esta teoría está la idea de que Cristo supuestamente se casó con María Magdalena antes de su muerte y de que ella le dio una hija. Por lo tanto, la línea familiar de Cristo continúa supuestamente hasta el día de hoy, y el Grial sería la «enredadera» a través de la cual la familia de Cristo se conecta con los merovingios de Francia. La hipótesis es que María Magdalena viajó a Francia con la hija de ambos después de la Crucifixión y que el matrimonio mixto de un descendiente de Cristo con las tribus francas produjo a los reyes merovingios. Esta idea fue divulgada en primer lugar por los autores Michael Baigent, Henry Lincoln y Richard Leigh en su superventas El enigma sagrado, publicado por primera vez hace veinte años, pero que está disfrutando ahora de cierto renacimiento debido a la popularidad de El Código Da Vinci, que extrae gran parte de su trasfondo de esta obra.
PELICULAS SOBRE EL SANTO GRIAL




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