Biografía
Wladyslaw Szpilman nació en 1911,


En primer lugar oficial de difusión de la televisión polaca diciembre 1951
Después de la guerra, la radio polaca volvió a funcionar, con grandes dificultades. Entre 1945 y 1963 fue director musical de Radio Varsovia y, posteriormente, siguió su carrera como compositor y concertista.


El pianista escribió sus memorias en 1946, pero las autoridades comunistas polacas prohibieron en libro. Fue el hijo de Szpilman, que nunca había hablado con su padre de la guerra, el que encontró el manuscrito y reeditó las memorias en 1999, que recibieron una gran aclamación internacional.


Szpilman murió el 6 de julio de 2000, antes de que empezara el rodaje de la película basada en sus memorias.


Obra
Ha pasado más de medio siglo antes de que se haya publicado en Europa este diario donde se recogen las notas y apuntes de lo que fue el ghetto de la capital polaca. Relata cómo fueron levantados los muros, como en 1942 empezaron los “reasentamientos” hacia Treblinka, donde fue trasladada la familia Szpilman, de lo que el autor se libró casualmente, aunque no volvió a tener noticias de su familia.

Estas memorias relatan cómo sobrevivió a la destrucción de la comunidad judía de Polonia. Se trata de un vivo relato de la vida del ghetto y de cómo, sorprendentemente, logró escapar y sobrevivir. La fuerza del tema y de las emociones que genera, convirtieron esta obra en una inspiración para el director de cine Roman Polanski, que llevó el libro al cine. En estas páginas se muestra el deseo irrenunciable e inextinguible de libertad.



El libro consta de tres documentos distintos. En primer lugar, el diario de Szpilman, que nos hace un recorrido por el día a día de la construcción del ghetto y los intentos de supervivencia del protagonista y su familia, con un tono de fría descripción de los hechos. El segundo reproduce extractos del diario del capitán del Ejército alemán Wilm Hosenfeld, desde enero de 1942 hasta agosto de 1944, que nos da juicios críticos sobre el totalitarismo nazi y la responsabilidad de todo su pueblo. La unidad de estos dos personajes, a través de sus diarios, sólo se conoce al final y a través de la nota explicativa de Wolf Biermann, en el epílogo.


Los horrores que se cuentan en la primera parte sólo son soportables por la sobriedad de quien y por el asombro del narrador y protagonista, sobre lo que va sucediendo. No se dan detalles, sino que parece buscarse un tono discreto, frío ante el horror difícil de imaginar.


El diario del capitán Hosenfeld, desde las primeras fases, reflexiona sobre el infierno nazi, creado por medio de una sociedad construida sin Dios, y constata dos consecuencias que nacen de esta raíz: el odio a lo diferente (los judíos) y el intento de aniquilar la libertad. Pero la conciencia y la mentalidad crítica no se queda en el pensamiento, sino que sus palabras se hacen gesto al salvar a un judío. Hosenfeld murió siete años más tarde en un campo de concentración soviético, sin que Szpilman pudiera hacer nada por salvarle.

Szpilman refiere en primera persona, con un lenguaje directo y conciso, lo que vivió en primera persona: la abyección humana, el dolor, el hambre, la enfermedad, la humillación y la muerte. Pero en el relato no hay acusaciones o venganzas, sino una simple descripción de increíble fuerza.


No es un relato de buenos y malos, ni un libro sobre el ghetto de Varsovia. Aparecen las atrocidades cometidas por alemanes, lituanos y ucranianos, pero también por policías judíos y polacos.
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