MASACRE EN LIBIA


Imagina que sales a la calle a manifestarte pacíficamente - después de 40 años sin poder hacerlo - y el gobierno de tu país decide bombardear la manifestación para acallar las protestas. A tu lado, ves morir a centenares de personas, a miles heridas.

Ese es el horror que se vive en Libia, donde Muammar al-Gadafi está respondiendo a las protestas de su gente del modo más sangriento. Y no parece dispuesto a parar. Es un escándalo que su hijo se atreva a afirmar públicamente que está dispuesto a masacrar al pueblo para que su padre siga en el poder.

Si queremos parar esta matanza, Gadafi tiene que saber que somos muchas las personas que sentimos repulsa por las muerte de tantas personas inocentes. Algunos miembros de su gobierno que desaprobaban la matanza han dimitido. Con tu ayuda, podemos intentar detener el baño de sangre. Firma aquí nuestra petición.

En Amnistía Internacional estamos utilizando todos los medios al alcance – yendo a países de la zona para investigar y documentar, movilizándonos en todo el mundo para presionar a los gobiernos... - para defender el derecho de las personas que se están manifestando en Libia y en otros países de la región.

No podemos abandonar ahora. Está en juego la vida de millones de personas que están arriesgando sus vidas sólo por pedir una vida digna y derechos humanos. Ponte de su lado: únete a Amnistía Internacional y seremos más fuertes para plantar cara a cualquier gobierno, por poderosos que sea.
Las protestas pidiendo reformas, libertad y derechos humanos que en los últimos meses han recorrido algunos países del Norte de África y Oriente Medio han llegado a Libia. Al igual que en el resto de países, la sociedad libia quiere que los aires de libertad y reforma también se instalen en su país. Por ello, miles de personas ha salido a la calle en diferentes ciudades para reclamar de forma pacífica sus derechos y su libertad.
La respuesta de las autoridades libias a estas manifestaciones ha sido totalmente desproporcionada.
Todo parece indicar que el coronel Gadafi ha ordenado a las fuerzas de seguridad que sofoquen las protestas prácticamente a cualquier precio, y ese precio lo está pagando la gente de Libia con sus vidas, creándose así una situación alarmante. En los últimos días, las fuerzas de seguridad no han tenido ningún reparo en utilizar medios letales como ametralladoras y otras armas contra los manifestantes, causando centenares de víctimas mortales. Les habrían disparado incluso desde el aire. Los hospitales están llenos de cadáveres con disparos en la cabeza, el pecho o el cuello, indicios claros de que se está disparando a matar.

El pasado 20 de febrero, Saif al Islam al Gadafi, hijo del coronel Gadafi, declaró que el ejército “hará lo que sea al precio que sea” para acabar con las protestas, y que las autoridades “combatirán hasta el último hombre, la última mujer y la última bala”. Declaraciones como estas, sumadas a la violenta represión de las protestas, dejan claro que el coronel Gadafi y su gobierno están dispuestos a pasar por encima de la sociedad para seguir en el poder.

Ante estos hechos, la comunidad internacional no puede permanecer impasible, es necesario que se tomen medidas inmediatas para proteger a los manifestantes y a la población en general, empezando por un embargo total de armas a Libia. Las fuerzas de seguridad libias deben dejar de disparar contra los manifestantes y contra la sociedad civil. El coronel Gadafi debe parar de forma inmediata la violencia que está usando para reprimir a los manifestantes

ACTUA FIRMANDO LA PETICION SIGUIENTE EN AMNISTIA INTERNACIONAL
http://www.es.amnesty.org/actua/acciones/libia-la-represion-debe-cesar/?origen=libia_feb11mail


Miles de libios volvieron a desafiar ayer al régimen de Muammar Kadafi y salieron a las calles a reclamar la salida del mandamás que lleva 42 años en el poder, pese a la feroz represión de los últimos días que, según la oposición y organizaciones de derechos humanos, se convirtió en una masacre con más de 200 muertos y 900 heridos.
En el marco de la rebelión en todo el mundo árabe, que ya provocó la caída del régimen de Ben Ali en Túnez y de Hosni Mubarak en Egipto, Libia está ahora en el centro de las miradas de la comunidad internacional. Estados Unidos, la Unión Europea y también la Liga Arabe expresaron su preocupación y pidieron el fin de la violencia.
La Casa Blanca pidió respeto a los derechos humanos de los manifestantes.
“Estados Unidos está profundamente preocupado con los inquietantes informes e imágenes que están saliendo de Libia”, dijo el vocero del Departamento de Estado, Philip Crowley Pero el gobierno no parece dispuesto a ceder. En una reunión con embajadores en Trípoli, el primer ministro libio, Al-Baghdadi al-Mahmudi, dijo que Libia “tiene derecho a tomar todas las medidas” para preservar la unidad del país, informó la agencia oficial Jana.
Saif al Islam Kadafi, hijo del dirigente libio, afirmó en una alocución por televisión ya en la madrugada de hoy que Libia está al borde de la guerra civil y que la violencia es el resultado de un “complot extranjero” . Sin embargo admitió que hubo “errores” de fuerzas militares y policiales, que no estaban entrenadas para lidiar con manifestantes En Benghazi, la segunda ciudad del país, 1.200 km al este de Trípoli, las fuerzas de seguridad volvieron a disparar sus ametralladoras contra miles de personas durante el funeral de manifestantes fallecidos. Según testigos, también lanzaron cohetes RPG. Veinte personas murieron, indicaron fuentes médicas. El sábado hubo 15 muertos en un episodio similar.

En esa ciudad los hospitales estaban saturados por la enorme cantidad de heridos y pocos médicos e insumos, según testigos. Fuentes citadas por la página de internet opositora Lybia al Youm afirmaron que son 285 los muertos por la feroz represión a las marchas que comenzaron el martes pasado.
Para la organización internacional Human Rights Watch, los muertos eran 173 en todo el país. “Es un balance incompleto y también hay un gran número de heridos. Según fuentes médicas en Libia, las heridas indican que se están usando armas pesadas contra los manifestantes”, dijo Tom Porteous, portavoz de HRW.
Ante la censura total impuesta por el régimen de Kadafi, que gobierna desde 1969, no hay ningún balance oficial sobre muertos y heridos. Testigos consultados por la televisión qatarí Al Jazeera dijeron que los muertos eran más de 200 y los heridos 900.
El periodista Sami Mahmoud dijo que sólo ayer al menos 100 cadáveres fueron recuperados del hospital de Jala para ser enterrados. Un médico dijo que muchas de las víctimas tenían impactos de bala en la cabeza o el abdomen.
El abogado Mohamed Abdallah señaló que los servicios de seguridad libios y “mercenarios africanos pagados por el clan Kadafi para reprimir” han cometido “una verdadera matanza” en Benghazi.
Pese al “clima de terror”, entre 20.000 y 30.000 personas volvieron a salir a las calles ayer a la tarde para exigir la caída del régimen, según las fuentes. Miembros de una unidad del ejército en esa ciudad dijeron luego que cambiaron de bando y pasaron a las filas de los manifestantes. El representante permanente de Libia ante la Liga Arabe, Abdel Moneim al Honi, anunció su dimisión para “unirse a la revolución” y protestar por “la represión”. La tensión era palpable en Trípoli, donde decenas de jueces, abogados y profesores se concentraron frente al tribunal de justicia para pedir el fin de la matanza. Y hubo enfrentamientos en Zauia, a 60 km de la capital. Mientras, la televisión estatal libia seguía difundiendo imágenes de Kadafi participando en marchas con sus partidarios en Trípoli

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